jueves, 13 de enero de 2011

Bollitos de canela y cardamomo

El año pasado, después de pasarme un día entero de librerías por Atenas, tuve la suerte de toparme con Falling Cloudberries de Tessa Kiros. Llevaba varios años buscando un libro de cocina que traducir —en inglés o en griego, ya que son mis principales lenguas de trabajo— del que me enamorase perdidamente, y rápidamente comprobé que esta obra reunía todos los requisitos, ya que se trata de un buen recetario con propuestas atractivas y fiables, con estupendas fotografías y, además, con un contenido que aporta valor añadido.

A través de este recetario, Tessa nos cuenta su peculiar y rica herencia culinaria: de padre grecochipriota y madre finlandesa, se crió en Sudáfrica y, después de trabajar en cocinas de medio mundo, se casó con un italiano y actualmente vive en la Toscana. Fascinante, ¿no?

Falling cloudberries dedica un capítulo a cada una de las cocinas que han ido conformando la identidad culinaria de la autora e incluye, para concluir, un batiburrillo de recetas procedentes de todo el mundo. Con el aliciente de que la mayoría de ellas ofrecen sencillas propuestas para el día a día con ingredientes fáciles de encontrar. Recetas de familiares y amigos que son un éxito garantizado.

Los bollitos de canela son la segunda publicación en el blog —de hecho, la primera fue el milhojas con sabayón de naranja— de recetas incluidas en este precioso libro. Sin duda habrá muchas más.





Para unas 32 unidades:

Ingredientes:

250 g leche templada (unos 35ºC)
100 g azúcar
25 g levadura fresca
1 huevo
125 g mantequilla en pomada
2 c.c. cardamomo en polvo
1 c.c. sal
650 g harina

50 g azúcar
2 c.c. canela
80 g mantequilla derretida
1 huevo batido

Elaboración:

En un bol grande ponemos la leche templada y el azúcar, deshacemos la levadura y movemos bien. Dejamos reposar unos 10 minutos o hasta que veamos que la levadura comienza a tener actividad.

Añadimos el huevo, la mantequilla, el cardamomo y la sal, y mezclamos todo bien con la ayuda de unas varillas (eléctricas o a mano).

Con una cuchara o espátula de madera vamos incorporando el harina poco a poco hasta que sea necesario emplear las manos. Volcamos sobre una superficie de trabajo y amasamos. Al comienzo la masa resultará un poco pegajosa, pero al cabo de 5 minutos se convertirá en elástica y suave.

Colocamos la masa en un bol ligeramente engrasado, cubrimos con un paño (o con un gorrito de ducha) y ponemos encima una manta o una toalla gruesa. Dejamos que la masa leude durante dos horas o hasta que duplique su tamaño.

Entretanto, mezclamos el azúcar y la canela y dividimos la mezcla en cuatro partes. Reservamos.

Cuando la masa esté lista, la volcamos sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada y la dividimos en 4 porciones. Mientras trabajamos con la primera porción, cubrimos las otras tres con un paño para que no se resequen.

Con la ayuda de un rodillo, estiramos la primera porción de masa hasta obtener un rectángulo de 30 x 25 cm y un grosor de 2-3 cm.

Con un pincel de silicona cubrimos la masa de mantequilla derretida y espolvoreamos con una cuarta parte de la mezcla de azúcar y canela que habíamos reservado, procurando cubrir toda la superficie.

Enrollamos el rectángulo hasta formar una larga salchicha de masa. Apartamos y procedemos del mismo modo con las otras tres porciones que habíamos reservado.

Con un buen cuchillo, cortamos cada rollo en ocho partes. Colocamos cada trozo dentro de una cápsula de magdalenas y lo pincelamos con el huevo batido y espolvoreamos con un poco más de azúcar o con algún otro ingrediente que nos apetezca (perlas de azúcar, fideos de chocolate, etc.).

Colocamos los bollitos en dos bandejas y cubrimos cada una de ellas con un paño. Dejamos reposar de media hora a una hora. Precalentamos el horno a 180ºC.

Horneamos los bollitos durante 20 minutos o hasta que estén dorados.

Si lo deseamos, cuando aún estén calientes podemos aplicarle un ligero glaseado (yo lo hago con azúcar lustre, un poco de leche y unas gotas de extracto de vainilla).

Pueden servirse calientes, tibios o a temperatura ambiente.

Sugerencia: como estos bollitos no quedan tiernos más de dos días, pueden congelarse (una vez se hayan enfriado) para poder disfrutarlos en su punto óptimo siempre que queramos.


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2 comentarios:

  1. Bueno,bueno!! Ayer me atreví con esta receta y el resultado fue estupendo! No pude ponerle cardamomo pero innové poniendole por encima unas pasas muy picaditas y la mezcla quedó explosiva!

    Muchas gracias Eva por colgar estas recetas tan faciles y con tan buen resultado!

    Miguel

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  2. Miguel, es un placer compartir buenas recetas con gente tan dispuesta como tú. Me encanta lo de las pasas. La verdad es que este tipo de bollitos admite una infinidad de variantes. Tan sólo hay que atreverse a dejarse llevar por la inspiración...

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