Mi abuela Matilde nació en Baena, un pueblo cordobés que es de todos conocido por sus extraordinarios aceites con D.O. De todas las recetas que hacía mi abuela —gran persona y gran cocinera—, mi preferida sin duda eran los "albondigones". Curioso nombre, pero así llamábamos nosotros a este ligero y, a la vez, contundente plato. Hace poco se los preparé a unos amigos para almorzar y me decían: "Sabe a plato de los de antes, de los que hacen las abuelas". Yo también lo creo. Al parecer, esta receta se preparaba habitualmente en Navidad, Semana Santa o en días señalados en los que se trasnochaba y, al volver a casa de madrugada, se agradecía un plato reconstituyente tras la intensa jornada de tronos, de jarana o de ambas cosas. A mí me parece una propuesta perfecta para cualquier día de frío invierno, como los que estamos viviendo.
Ingredientes:
Para las albóndigas:
1 kg pechuga de pavo (picada gruesa)
¼ kg jamón serrano (picado grueso)
4 huevos (batidos)
2 dientes de ajo (picados muy finos)
pan rallado
sal
vinagre
Para el caldo:
la carcasa del pavo
1 hueso fresco de jamón
1 hueso añejo
2 puñaitos de garbanzos remojados (opcional)
1 o 2 yemas de huevo
azafrán en hebras (opcional)
150 ml fino de Montilla (opcional)
Elaboración:
Ponemos los avíos del caldo en la olla y dejamos cocer a fuego medio unas dos horas.
Mientras, vamos haciendo las albóndigas. Mezclamos todos los ingredientes. Debemos procurar que la masa quede suave, pero lo suficientemente densa como para poder hacer las bolas.
Con las manos humedecidas ligeramente en vinagre, formamos bolas de tamaño medio (como el de una mandarina). El vinagre ayuda a que las albóndigas no se deshagan al hervirlas.
En una cacerola con agua hirviendo, cocemos las albóndigas unos 10 minutos hasta que estén firmes. Se hierven las albóndigas primero en agua para evitar que la película de vinagre pueda agriar el caldo que hemos preparado, aunque hay a quien precisamente le gusta este punto acidulado. Es cuestión de gustos.
Una vez que el caldo esté listo —es decir, espumado y colado—, lo ponemos a calentar junto con las hebras de azafrán tostadas. Cuando rompa a hervir, introducimos las albóndigas y dejamos cocer unos 30-45 minutos (en función del tamaño final que éstas tengan).
En el momento de servirlo, podemos enriquecer el caldo con una o dos yemas de huevo diluidas en un poco de agua e incluso añadir un toque de fino.