viernes, 18 de mayo de 2012

Lucky Peach + Treme

Me muero de impaciencia por presentaros mi última adquisición. Estoy realmente emocionada por haber dado con «ella» porque creo que es un hallazgo de gran valor. Y cuando hablo de «ella» me refiero a la revista culinaria Lucky Peach editada por la prestigiosa editorial californiana McSweeney’s. Os voy a contar cómo la encontré.



No es un secreto el amor profundo que profeso a la productora HBO. Algunas de sus series han cambiado mi vida: Juego de Tronos, The Wire, Los Soprano, A dos metros bajo tierra, Boardwalk Empire, Deadwood, etc. Una de las últimas series que he visto ha sido Treme, una conmovedora historia coral sobre Nueva Orleans después del Katrina, llena de música y buenos retratos humanos. Janette, uno de los personajes principales ―y de mis favoritos―, es una chef que en la primera temporada regenta un restaurante en Nueva Orleans de cocina local revisitada. Sin ánimo de destripar su historia, en la segunda temporada la vemos trabajando en Nueva York, en un famoso restaurante llamado Lucky Peach.

He editado este pequeño vídeo para que os hagáis una idea más concreta:



En cuanto vi al chef lo reconocí: se trataba de David Chang, el archiconocido artífice del restaurante Momofuku de Nueva York, donde practica una exitosa y reconocida cocina de fusión asiático-occidental. En mi primer viaje a Nueva York tuve la suerte de que me llevasen a comer a este restaurante y desde entonces sueño con su bol de ramen y sus bollitos al vapor con cerdo asado. No pude evitar comprarme su libro e intentar realizar la mayor cantidad posible de recetas, aunque lo cierto es que muchas de ellas no son fáciles para inexpertos ni para mercados de provincias. No obstante, merece la pena intentarlas por lo menos una vez. Total, que me quedé sumamente intrigada cuando vi que Janette trabajaba en un restaurante que en la serie llamaban «Lucky Peach», pero que yo reconocía como Momofuku. Hice la búsqueda pertinente en Google―Treme+Lucky+Peach― y ¿cuál fue el resultado de la búsqueda? Efectivamente, la revista Lucky Peach, que en japonés se dice momofuku

Me siento afortunada de haber encontrado una revista tan especial y de tanto nivel. David Chang y el escritor culinario Peter Meehan han creado un formato radicalmente diferente a lo que venimos conociendo, basado en un diseño gráfico moderno y con una actitud muy gamberra, aunque con un contenido de altos vuelos (entre sus colaboradores se cuenta a Harold McGee, nada más y nada menos).

El ejemplar número 1, publicado en julio de 2011, estaba dedicado al ramen (especialidad de Momofuku). Se agotó y ahora es muy difícil de conseguir, tanto que en la red se cotiza carísimo (casi 300 euros). Yo me he agenciado los números 2 y 3 a través de Amazon, pero también hay otras muchas formas de conseguirlo. Entre ellas, realizar a través de la página de McSweeney’s una subscripción anual (es decir, 4 ejemplares) por 28 dólares, más 20 dólares de gastos de envío. No me lo voy a pensar más y me subscribo ¡ya!

miércoles, 9 de mayo de 2012

Otra paella es posible

Aunque no suelo cultivar este tipo de entradas, este vídeo bien merece una excepción. Mi amiga Raquel responsable del fantástico espacio radiofónico Mapa mudo dedicado a las músicas francesa y brasileña de amplio espectrome lo hizo llegar el otro día con la recomendación de que lo viese hasta el final. No tiene desperdicio. Y hasta aquí puedo leer. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.


jueves, 3 de mayo de 2012

Sardinas con calabacines al horno (sardeles plaki)

Actualmente estoy trabajando con un libro de cocina griega que me encanta. El título provisional es Sabores de Lesbos y su autora, Effie Gialousi-Hatzichristou. Tuve la suerte de conocerla personalmente hace ya unos años cuando trabajé un verano en uno de sus restaurantes de Atenas. Y me ha alegrado mucho saber que ha escrito un libro de cocina, porque es una extraordinaria cocinera que ha sabido fusionar sus raíces con los sabores y técnicas que ha aprendido en las cocinas de otras culturas gastronómicas.

Sabores de Lesbos es un recetario maravilloso, repleto de recetas cuidadas al detalle, buenos consejos prácticos y excelentes fotografías. Pero en su libro, Effie no solo nos descubre la rica tradición culinaria de su isla natal, Lesbos, sino que también relata con mucha chispa recuerdos de su infancia, cuando recopilaba en un cuaderno las recetas que pedía a su madre, su abuela, las madres de sus amigas, sus vecinas, etc. Nos cuenta, por ejemplo, cómo su abuela cruzaba en barca dos veces al año a la cercana costa turca para ir a recoger la cosecha que producía el terreno de sus suegros. Y la barca regresaba rebosante de legumbres, uvas pasas, pasturmás (chacina de tradición bizantina elaborada mediante el curado de carne de vacuno o incluso de camello), longanizas, delicias turcas, berenjenas secadas al sol, ristras de tomates, frutos secos, orejones, agua de rosas y rakí (aguardiente). Entremezclados con las especias y las cacerolas, este y otros muchos recuerdos reflejan una parte de la historia moderna de Grecia.

No ha sido fácil elegir, pero al final me quedo con una receta para la temporada primavera/verano, ligerita y llena de sabor. Me he decantado por ella porque de algún modo resume a la perfección la labor que ha hecho Effie: revisar y reducir a la quintaesencia las técnicas y recetas de la cocina local de Lesbos. Sabores 100% mediterráneos con un punto de exotismo, pero a la vez muy cercanos al paladar español.

                 Fotografía: Dimitris Karteris


Para 4-6 personas
Ingredientes:
1 kilo de sardinas
3 tomates maduros grandes
½ kilo de calabacines
1 buen puñado de perejil fresco, picado muy finito
3 dientes de ajo laminados o machacado
1 taza de aceite de oliva
80 ml de vino blanco o 1 vasito de ouzo
1 c.s. azúcar
Sal
Pimienta negra recién molida


Elaboración:
Precalentamos el horno a 170ºC.
Limpiamos las sardinas quitándoles las tripas y las escamas. Retiramos la cabeza y la espina. Las lavamos muy bien y las dejamos escurrir sobre papel de cocina.
Lavamos los tomates y retiramos las semillas. Los pasamos por el rallador de mayor grosor y desechamos la piel.
Lavamos, secamos y troceamos los calabacines en láminas finas.
Pincelamos un molde para horno con la mitad del aceite, distribuimos las láminas de calabacín en filas y las sazonamos. Cubrimos con los filetes de sardinas, añadimos el tomate y el vino, y agregamos la sal, el azúcar, la pimienta y el perejil. Añadimos el ajo y el resto del aceite.
Horneamos durante 20-25 minutos aproximadamente.

Sugerencia: si deseamos obtener un sabor aún más pronunciado, podemos sustituir el perejil por albahaca fresca.